miércoles, 19 de octubre de 2011

A 66 Años del Triunfo del Movimiento Nacional en las calles de Buenos Aires

LUIS  MONZALVO

De la Unión Ferroviaria de Córdoba al 17 de octubre del ‘45


Por Carlos Alberto Del Campo

Ferroviario del Central Argentino (Mitre) publicó un valioso libro, que permanece olvidado como su autor figura relevante del movimiento obrero y protagonista de la Revolución Nacional (1943/55). A los 15 años ingresó al ferrocarril y en poco tiempo fue delegado del “Sindicato Autónomo Ferroviario de Tráfico y Talleres”. Participó en asambleas del sindicalismo anarquista en la Sede de R. de Sante Fe 526. Su notable inteligencia y vocación autodidacta le brindaron una sólida formación. Integró los comandos de huelga, perseguidos por la policía; tuvo trato directo con hombres de la Reforma del ’18;  participó en la fundación de la CGT nacional; fue electo Concejal (1932) por el Partido Socialista y llegó a ocupar la Jefatura de Jubilaciones Ferroviarias cuando Ramón J. Cárcano estaba a cargo del Consejo Nacional de Previsión Social.

En 1943 fue trasladado a Buenos Aires. Era un dirigente que se había destacado en la resistencia al “Laudo Presidencial” (Presidente Justo) por el que se “retenían de 4 a 6 salarios por mes para cubrir las pérdidas que decían tener las empresas (inglesas), las mismas que además  exigían que la Unión Ferroviaria fuera dividida en 4 gremios”. 

Monzalvo logró entrevistarse con el TCnel. Domingo Mercante (tenía un hermano y el padre ferroviario) a efectos del cese de la intervención donde concurrió con Fermín Soto, Juan Carugo, Plácido Polo y Juan Olivera mas tarde fundadores del Partido Laborista. Finalizada la reunión tipió un esténcil y confeccionó 100 copias que se enviaron por los trenes a hombres claves de las filiales del país a quienes se les comunicaba sobre el aumento de sueldos y la implementación del salario familiar que aplicaría el gobierno. La CGT sostenía la posición pro-imperialista a favor del los Aliados y afirmaba que Mercante, Perón y el GOU eran “nazis y fascistas”. Por el contrario, Monzalvo y sus compañeros adscribían a la posición del gobierno de No Intervención en la Guerra.  

Se reunieron con Perón, flamante Secretario de Trabajo y Previsión,  quien les confirmó el cese de la intervención y que el propio Mercante quedaría provisoriamente a cargo. Ante la urgencia de hacer conocer las novedades a las seccionales, Monzalvo creó un eficaz sistema de comunicación: a la partida de los trenes un compañero recorría el andén informando a los guardas y al resto del personal sobre  las reuniones y se les decía: “contáselo a tus compañeros”. 

El día que Mercante asumió la intervención participaron 5.000 trabajadores ferroviarios movilizados sin esfuerzo. Monzalvo fue designado Asesor y reclamó un aumento general de sueldos del 10%; un aporte de $ 1.000.000 para el Hospital Ferroviario y la devolución de lo retenido por el “Laudo Presidencial”. 

La CGT se había dividido, la Nº 1 Domenech y la Nº 2 Borlenghi. Los ferroviarios trabajaban por la unidad e invitaron a  Perón a visitar Rosario para asistir a un plenario gremial que se trasmitió por la Red Nacional. Inmediatamente Monzalvo comenzó a ser requerido por las distintas filiales iniciando la gira en San Juan la que finalizó milagrosamente el día anterior al terremoto que dejó 10.000 víctimas.  

Mas tarde Perón visitó Córdoba procediendo a designar al Tte. 1º Héctor Russo a cargo del Departamento del Trabajo (**).  En el organismo se habían “perdonado” multas por $ 300.000, “los abogados y procuradores de la dependencia habían hecho  perder centenares de juicios por despido a los trabajadores y había 2.000 expedientes de multas sin diligenciamiento”. Rápidamente se imprimió otro ritmo: “solo el primer día de actividad se registraron consultas de 1.200 personas” sustanciándose actas de conciliación, convenios laborales y disponiéndose inspecciones a empresas. La noticia se extendió a “las serranías, los quebrachales, las minas y las Salinas dominio de capataces bravos donde los trabajadores estaban desamparados de toda protección. En Malagueño, en la fábrica de cales de la familia Ferreyra, se reunieron 800 trabajadores para dejar constituido el sindicato del ramo”. En esos días Perón anunció la devolución de los $ 23.000.000 retenidos por el “Laudo Presidencial” y la construcción del Policlínico Ferroviario y otros nosocomios en el país. 

Las medidas a favor de los trabajadores encendieron  una luz de alarma en la prensa  que tituló “El Sindicalismo copó la Revolución” al igual que en los partidos políticos los que, a favor de los Aliados y con el apoyo de la embajada de los EE.UU., se apresuraron a constituir la Unión Democrática. 

“Sabíamos que el día 8, alejarían a Perón”

El Gral. Ávalos encabezó la sublevación exigiendo la renuncia de Perón quien hizo trascender subrepticiamente que al día siguiente pasaría por su despacho a retirar sus efectos. Allí pudieron reunirse unos minutos solicitándosele que hablase a los obreros para explicar la situación. Lo hizo utilizando el balcón de la Secretaría de Trabajo y pidió que nadie renunciara afirmando que “la emancipación de la clase obrera está en el propio obrero y que el mundo marcha en esa dirección”.

El viernes 12 se reunieron “los reaccionarios y eternos enemigos del pueblo con el Almirante Vernengo Lima con la esperanza de copar el poder”. El fin de semana del 13 y 14 los sindicalistas no descansaron, emplearon sus horas informando a los trabajadores que Perón estaba detenido en Martín García. El martes 16 Ávalos citó a Monzalvo y su grupo, éstos transmitieron la preocupación existente por la situación señalándole que las bases obreras iban a actuar hasta lograr la libertad del Líder. “Ávalos empalideció, no llegamos a saber si fue por el planteo o de indignación”. Quien encabezaba la sublevación había acompañado a Perón en todos los actos de la U.F. y les dijo “a Perón no le ocurre nada malo, fue llevado a Martín García para preservar su integridad personal ofreciéndoles el uso de  la Cadena Nacional (que rechazaron) para que informaran a los trabajadores que, al otro día, Perón estaría en el Hospital Militar”.

El 17 de octubre “Día de la Lealtad”

Fue impresionante la presencia de trabajadores de todas las ramas que arribaban a Plaza de Mayo.  Muchos convocados por propia voluntad, otros por sus gremios, la mayoría provenía del cinturón obrero del gran Buenos Aires. Enfervorizados todos exigían la presencia de Perón, hasta que ese reclamo atronador que estremecía a los presentes estalló en una alegría inmensa al hacerse presente el Líder en el balcón. 

La joven clase obrera había entrado a la historia y tenía nuevos dirigentes que no eran meros testigos sino principales  protagonistas del magno acontecimiento del Siglo XX. Pero ese mismo 17 lejos se estaba de culminar la lucha. En la misma jornada se puso en marcha la tarea de fundar un partido para llevar a Perón a la presidencia de la Nación. 

(*) “Testigo de la Primera Hora del Peronismo”. Ed. Pleamar, 1974. (Es muy escasa la bibliografía sobre este dirigente, no existen ensayos, ni libros, ni tesis en referencia a este auténtico luchador del peronismo obrero).

(**) El historiador Roberto Ferrero le asigna un rol relevante al Tte.1º Russo en Córdoba, inclusive superior al desempeño de Mercante en Buenos Aires. “Del Mutualismo al Cordobazo, Ed. CEPEN 2009” 


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